martes, 4 de mayo de 2010

04/05/10


El día amaneció relativamente despejado, así que nos levantamos y tomamos un desayuno contundente porque vamos a ir al Mirador de las Torres caminando. El Lusho se fue temprano, pero lo volvimos a encontrar en el sendero. Venía de vuelta y sólo había caminado la mitad del recorrido. El camino estaba brígido, todo en subida y la Musi empezó a guatiar lueguito. Resulta que el Mirador queda a 9 kms. de la Hostería a 900 metros de altura y el iluso del Pablo pretendía llegar hasta allá. En la mitad del camino hay un refugio (400 y tantos metros de altura) que por supuesto está cerrado. Hasta ahí llegamos no más, descansamos, nos mandamos unas galletas, frutita, agüita y de vuelta pa’ la casa porque el cansancio ya es mucho (y la hediondez pa’ que decir!) Lo peor es que el día se nubló y empezó a llover y no vimos nada de Torres! Una mierda!
Llegamos raja a la kangoo, pestilentes y cagados de hambre. En el camino de vuelta nos tocó harto viento y lluvia, así que nos echamos, nos secamos y almorzamos. Ahora, a buscar ducha! Fuimos a preguntar a una casita en donde, al parecer, viven los conductores de los furgones que transportan a los turistas. Ahí estaba César, lejos la persona más buena onda del Parque. Nos prestó ducha y nos ofreció cafecito. Tenía la media salamandra y la casa estaba calentiiita. Mientras la Musi se duchaba, lo llamaron para que fuera a buscar a un pasajero. Por mientras nos quedamos viendo un DVD de clásicos de los oshenta, calentitos y limpiecitos. Cuando volvió, conversamos un rato, nos contó de la vida en el Parque y nos recomendó más lugares para visitar. Ahora volvimos al camping y estamos raja (pero limpios). Mañana seguiremos recorriendo el Parque. Hasta la vista baby!